Lectura de Cantares
Contenidos
1 Panorama del Cantar de los Cantares
2 Recomendaciones
Específicas para la Lectura del Cantar de los Cantares
3 Un Recorrido por El
Cantar de los Cantares
Datos de Orientación de Cantares
- Contenido: un poema de amor en varios episodios, el que celebra el amor sexual entre una mujer y un hombre.
- Fecha en que fue redactado: desconocida, los cálculos de los estudiosos, cubren un espacio muy amplio.
- Énfasis: el amor apropiado entre una mujer y un hombre; la naturaleza insaciable del amor puro; el deleite y anhelo del uno para el otro que produce el amor puro.
El cantar de los Cantares es un libro bíblico singular. Sin hacer una
mención de Dios y escrito en una forma poética maravillosa, lleno de imágenes
evocativas y vividas, es una celebración del amor sexual y de la fidelidad
marital entre una mujer y un hombre. Aunque puede haberse originado en varios
poemas de amor separados, su título, Cantar de los Cantares (singular), indica
que en su forma canónica fue escrito para ser leído como varios
episodios/escenas de un poema, por tanto, es "narrativo" sólo en el
sentido de que tal poesía está tratando de crear un cuadro o una imagen.
Crucial para una buena lectura del Cantar de los Cantares es reconocer
que éste llega a los lectores básicamente a través de tres voces:la
mujer, que desempeña el papel principal a través de la obra; el hombre, que
celebra especialmente la belleza de la mujer y su amor por ella; y el cortejo
nupcial, o sea las acompañantes, amigas de la mujer, llamadas las "hijas
de Jerusalén". Los encabezados que aparecen en la RVA "el amado"
(el hombre), "la amada" (la mujer) y "el cortejo nupcial"
(las acompañantes de la mujer) no aparecen en el texto hebreo y son un intento
por ayudar al lector a saber cuando hay un cambio de interlocutor. Otros
personajes están presentes, básicamente como apoyo para la narración: los
pastores 1:7, 8; los guardias de la ciudad 3:3; 5:7; los hermanos de la mujer
1:6; 8:8, 9.
Lo que es más difícil de determinar es el papel que Salomón
desempeña. Aunque es posible deducir en 3:6-11 que el hombre en el poema es
Salomón mismo y que este párrafo lo presenta como el amado, no es necesario
sostener esta postura para apreciar el mensaje del libro. De hecho, no hay
mucho más que apoye esta postura, además de la posibilidad de que
"sulamita", el título de la mujer en 6:13 signifique algo como
"las señora de Salomón". La inscripción de 1:1 es muy ambigua en el
hebreo, puesto que la preposición "le" podría ser posesiva (como en
RVA) o forma de dedicatoria a Salomón como el comisionado original del Cantar
para una de sus bodas, pero con la intención de que pudiera ser usado para
fomentar al amor puro en cualquier matrimonio. Al mismo tiempo, 3:6-11 es
distintivo y único de este poema (la descripción de una tercera persona), y la
alusión a su harén en 6:8 y 8:11, mientras que la "viña" de la
mujer es propiedad de ella (8:12).
Esta ambigüedad ha creado varias interpretaciones diferentes del texto;
la que se ofrece aquí asume un contraste intencional, sugiriendo que el Cantar
nunca tuvo la intención de ser aplicado sólo a Salomón, sino el de hacer que
toda pareja de casados se vean como "rey" y reina" el uno al
otro. Es decir, que el "amado" en la mayor parte del libro, no es
específicamente Salomón, quien como rey oriental no invitaría a amar, sino que
lo tomaría como el privilegio de su posición. Es más difícil imaginar a la
mujer, en su papel primario, participando como si fuera parte de su harén. Por
otra parte, factores tales como la asociación explícita con Salomón y la
naturaleza proverbial de la conclusión (8:6, 7), hicieron posible su inclusión
en la tradición de la Sabiduría judía.
El constante cambio entre los interlocutores y la riqueza de la poesía
pueden dificultar el discernimiento de la estructura. La clave parece estar en
algunos estribillos repetidos con los que concluyen varias de las escenas (la
admonición a las hijas de Jerusalén, 2:7; 3:5; 8:4). La poesía en sí misma
está llena de imágenes poderosas que llevan la intención de evocar la
imaginación. Cubren una amplia esfera de la actividad humana: el mundo de la
naturaleza (jardines, montañas, bosques, animales, plantas, especias, etc.),
arquitectura (torres, murallas, ciudades etc.), vestidos/joyería objetos de
guerra. La mujer, cuyo cuerpo y amor son descritos tres veces en las palabras
que le habla su amado (4:1-5; 6:4-7; 7:1-9) es vista especialmente en términos
de un jardín y una viña llenos de especias preciosas y de vino para el placer
del hombre. El cuerpo del hombre es descrito sólo una vez (por la mujer a las
hijas de Jerusalén) con una amplia gama de imágenes (5:10-16).
La naturaleza franca y evocativa de estas descripciones ha sido
históricamente un punto de dificultad para muchos, especialmente para los
lectores/interpretes varones, tanto judíos como cristianos. El resultado
generalmente ha sido el de alegorizarlas, tanto así que un
concilio eclesiástico primitivo (año 550
d.C.) prohibió cualquier interpretación que no fuera alegórica. Pero
tal interpretación parece ser una capitulación a la caída humana y a la manera
en que el amor sexual ha sido frecuentemente torcido para convertirse en
instrumento de explotación, manipulación y destrucción, hasta nuestros días.
Este poema debe ser leído a la luz de Génesis 1 y 2, después del mandato:
"Sed fecundados y multiplicaos..." (Gén 1:28). Dios plantó un jardín
(2:8) en el cual puso al hombre y a la mujer que había creado a su propia
imagen. La narración concluye con las palabras: El hombre ...se unirá a su
mujer, y serán una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y
no se avergonzaban (2:23, 25). El cuadro del amor sexual en este libro vuelve a
capturar esta escena, donde la mujer y el hombre disfrutan de absoluto deleite
y placer el uno con el cuerpo del otro, y lo hacen sin ninguna vergüenza. Ésta
es, por tanto, la manera que Dios usa para recobrar tanto la fidelidad como la
unión y la intimidad del matrimonio que el enemigo ha tratado de robar a los
hijos de Dios por medio de hacerlo parecer atractivo fuera del matrimonio, como
algo vergonzoso o que no debe mencionarse dentro del matrimonio. Este autor
inspirado tiene un punto de vista muy diferente.
1:1-6
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La
presentación de los amantes
Es
característico dentro del libro que la mujer lleve el papel principal, de
manera que en la escena inicial donde cada personaje es presentado por
primera vez, ella determina el escenario para el resto: su deseo por su amado
y su deleite en él, con una invitación a ser tomada por él. Si "el
rey" es literal, entonces Salomón es el prometido, de otra manera se
trata de una metáfora, en la que se usan elementos reales para evocar la
grandeza del amor.
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1:7-2:7
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Primera
escena: los amantes juntos
Al leer
la primera escena, note que el versículo 8 podría muy bien ser la propia
respuesta del hombre a la pregunta de la amada. Esto significaría que la
escena entera es un intercambio entre dos amantes. Primero ella lo busca
entre los pastores (7, 8), seguido por un intercambio descrito (9-11, 12-14)
y de deleite del uno con el otro (15, 16), antes de seguir con la descripción
de la escena de amor (17, un bosque). Luego ella evoca una imagen de flores
(2:1, 2), mientras que él es un "manzano" en cuya sombra ella
descansa y de cuyo fruto disfruta (3-6). Sus últimas palabras son a las hijas
de Jerusalén pidiendo que dejen que el amor tome su curso (7).
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2:8-3:5
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Segunda
escena: esperanza, invitación y sueño
Esta
escena está caracterizada por el anhelo: él es un cervatillo brincando sobre
las colinas y atisbando por las celosías (2:8, 9). Luego repite las palabras
de invitación de él: es primavera, el tiempo para el amor (10-13). Él la
invita a salir de su escondite (14, 15) y pide que las "zorras"
(todo aquello que se oponga a su amor) sean atrapadas para que no echen a
perder sus "viñas" (sus cuerpos; 1:6, 14) que están en flor. Con
una completa reciprocidad y fidelidad exclusiva (2:16) él la busca
"entre los lirios", y ella le pide que se quede a su laso hasta que
despunte el día (17). Esto lleva a lo que probablemente es como la escena de
un sueño (3:1-4) en el cual ella busca y encuentra a su amado, concluyendo
nuevamente con la amonestación a las hijas de Jerusalén (5). Note también el
papel menor y pasivo de los guardias.
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3:6-11
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La
riqueza y extravagancia de Salomón
Es
posible que el propósito de esta enigmática sección sea la de proveer un
contraste para el amado de la mujer, puesto que las descripciones acerca de
él han tenido que ver hasta ahora con la naturaleza y no con la fastuosidad y
el esplendor, de lo contrario, Salomón es el amado y esta sección es una
introducción para la escena de amor que sigue. Nótese que esta parte es la
única en todo el poema que raya en la narración y el cuadro que se deduce es
uno de riqueza, poder y opulencia (reflejando, por lo tanto, 1 Rey
10:14-11:6).
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4:1-5:1
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Tercera
escena: admiración e invitación
Esta es
la primera escena en la que el hombre desempeña el papel principal. Comienza
con una descripción del cuerpo de la amada desde la cabeza hasta los pechos
(4:1-5). Usando el estilo de las palabras de ella de 2:17, él irá
al monte de la mirra (6, 7, haciendo eco de 1:13). Luego la describe como una
novia, un jardín de delicias y especias (8-15). La respuesta de ella es una
invitación a los vientos a acentuar su fragancia e invitarlo así a su jardín
(16), a lo cual la respuesta de él (después de la unión de amor 5:1) hace eco
a la descripción anterior (mirra y especias 4:14; panal y miel 4:11; vino y
leche 4:10). A esto, las hijas de Jerusalén responde alentándolos a comer y
beber en abundancia (5:1c).
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5:2-6:3
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Cuarta
escena: sueño y búsqueda
Nuevamente
la mujer tiene el papel principal. En lo que parece ser otra escena de un
sueño, su amado llega, toca a su puerta, la llama y luego desaparece (5:2-6).
De nuevo ella lo busca, pero esta vez los guardias la asaltan (7). En
respuesta al breve diálogo que sostiene con las hijas de Jerusalén (8, 9),
ella da una descripción del amado (10-16) desde la cabeza hasta las piernas,
pero concluyendo, como en el principio (1:2) con el recuerdo de sus besos. A
la segunda pregunta de ellas (6:1), ella responde (2) como un eco, con
palabras de la anterior escena de amor, y luego (3) repitiendo la palabra de
reciprocidad y fidelidad exclusiva (2:16).
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6:4-8:4
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Quinta
escena: los deleites del amor
En
esta escena tanto el hombre como la mujer hablan extensamente. La escena
comienza con al amado en el papel principal, describiendo la belleza de la cabeza
de ella (6:4-7), en contraste con las esposas y concubinas del rey (8, 9b),
quienes también la admiran (9c, 10). Después de un intercambio con ellas
(11-13), se lanza a hacer una descripción del cuerpo de ella, esta vez desde
los pies hasta los cabellos (7:1-6), antes de volver a sus pechos y su boca
(7-9a). Luego, ella compara la boca de su amado con el vino, que lo incita a
tomarlo, y después le hace una invitación a consumar el amor (9b-13). El amor
de ella por él es tal que gustosamente lo expresaría en público, contra toda
norma cultural (8:1, 2a). Su deseo nuevamente repite como un eco el lenguaje
anterior (2b, 3) antes de concluir con el estribillo a las hijas de Jerusalén
(4).
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8:5-14
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Conclusión
(es): el amor, fuerte como la muerte
El poema
termina con una serie de esbozos breves que sugieren la naturaleza insaciable
de su amor (8:5-7), a pesar de la oposición (8-12) concluyendo con un mutuo
intercambio final de invitación (13, 14).
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