20 Santiago
Por Arturo Pérez
Por Arturo Pérez
Tema 20. Epístola General de Santiago
Introducción
Algunos
han clasificado las cartas del Nuevo Testamento en dos grandes secciones:
Epístolas Paulinas (desde Romanos hasta Filemón) que fueron las escritas por
Pablo a diversas iglesias y a algunos individuos; y las Epístolas
Generales o Universales (desde Hebreos hasta Judas), las cuales no especifican
una iglesia o grupo en particular como destinatarios exclusivos, de ahí el
nombre de “general”. Sin embargo, tenemos como “excepción” a la regla 2da y
3era de Juan, que dicen ser dirigidas a ciertos destinatarios particulares.
En el
caso de Apocalipsis, pertenece a la clasificación de “Literatura apocalíptica”
por el uso especial de un lenguaje figurativo a lo largo de todo su contenido.
El título
de cada epístola de Pablo es el de sus destinatarios (por ejemplo, “A los
Romanos”, “A los Filipenses”, etc.). En el caso de Santiago, como todas las
“Epístolas Universales” (a excepción de Hebreos cuyo autor se desconoce), su
título le fue dado por su autor, ya que sus destinatarios son más generales o
universales.
I. Tema
central de la carta de Santiago.
“Los
resultados de una fe viva, la cual produce obras que honran a Dios.”
|
Muchos
críticos han dicho que la Epístola de Santiago es una simple colección de
dichos proverbiales. Sin embargo, al aplicar los principios adecuados de la
hermenéutica[1],
podemos observar de manera evidente que Santiago posee un tema unificado a lo
largo de su carta.
Más
adelante veremos los detalles de las circunstancias de sus destinatarios, pero
en este momento, podemos adelantar que los primeros lectores de la epístola de
Santiago estaban sufriendo pruebas y dificultades en sus vidas al punto que
muchos fueron tentados con desconfiar de la Palabra de Dios, descuidando así su
relación con Dios y con su prójimo. De ahí que Santiago les habla de manera muy
práctica de cómo una fe viviente, una fe genuina y verdadera produce acciones
que honran al Señor. Por ejemplo:
- Una fe viviente produce gozo en medio de las pruebas
- Una fe viviente obedece la Palabra de Dios
- Una fe viviente motiva a la práctica de la imparcialidad
- Una fe viviente genera autocontrol, dominio propio
- En fin, una fe viviente, fructifica, produce obras que se evidencian por el amor a Dios y al prójimo.
El Dr.
Evis Carballosa ha arrojado luz sobre el tema de la epístola de Santiago. Ese
autor resume el argumento de Santiago en el siguiente cuadro[2].
“Cuando la fe es viva”
Se enfrenta a:
|
Texto
|
Produce:
|
Las
pruebas
|
1:2-12
|
Madurez
|
La
tentación
|
1:13-18
|
Firmeza
|
La
Palabra de Dios
|
1:19-27
|
Frutos
|
Las
personas
|
2:1-13
|
Imparcialidad
|
La
realidad
|
2:14-26
|
Obras
|
La
lengua (hablar)
|
3:1-12
|
Control
|
El
hombre sabio y de entendimiento
|
3:13-18
|
Sabiduría
|
Al
mundo
|
4:1 –
5:6
|
Sumisión
a Dios
|
La
venida del Señor
|
5:12-20
|
Paciencia,
vida piadosa
|
II.
Autor, Lugar y Fecha en que fue escrita.
El autor
“Santiago”
es el nombre que aparece al principio de la epístola en nuestras versiones en
castellano. Pero el texto griego muestra que el nombre es Iakwbos (Iácobos) es
decir, Jacobo, del hebreo Yacob. En español el nombre “Santiago” surge
de la la contracción de “santo” y del hebreo “Yacob” (Sant-Yacob).
El primer
versículo de la epístola dice que Santiago fue su autor. La pregunta es ¿cuál
Santiago?
Existieron
al menos cuatro personajes mencionados en el NT que se llamaban Jacobo:
- Jacobo hijo de Alfeo (Mat.10:3; Hch.1:13)
- Jacobo el Padre del Apóstol Judas-Tadeo (no el Iscariote) (Luc.6:16; Hch.1:13)[3]
- Jacobo (el Menor – Mar.15:40)[4] el hijo de Zebedeo y hermano de Juan (Mat.4:21) a quienes Jesús llamó “Boanerges” (hijos del trueno) (Mr.3:17) y que Lucas indica que fue martirizado por el Rey Herodes Agripa I (Hch.12:2)
- Jacobo, el (medio) hermano del Señor (Mr.6:3) y hermano de Judas (Mat.13:55) el escritor de la epístola que lleva su nombre (Jud.1)
Nadie ha
considerado en serio los primeros dos Jacobos, y en el caso de la tercera
posibilidad, Jacobo el hermano de Juan, fue martirizado mucho antes de
escribirse la epístola, así que la mayoría de los comentaristas sugieren que el
escritor de Santiago es Jacobo el hermano del Señor Jesucristo y hermano de
Judas.
Santiago
(Jacobo) había rechazado a Jesús como Mesías (Juan 7:5), pero más tarde creyó
cuando Jesucristo se le apareció resucitado (1 Cor. 15:7). Después de la
ascensión de Jesús, él estuvo presente con sus hermanos y los apóstoles en el
Aposento Alto (Hch.1:14). Jacobo vino a ser uno de los principales líderes de
la Iglesia de Jerusalén después que Pedro fue liberado de prisión (Hch. 12:17);
habló con autoridad durante la asamblea llevada a cabo en Jerusalén
(Hch.15:13); y se encontró con Pablo para escuchar un reporte de las misiones
al mundo gentil (Hch.21:18; Gal.1:19); Jacobo fue llamado uno de los “pilares”
de la iglesia conjuntamente con Pedro y Juan (Gal. 1:19; 2:9, 12). Según Flavio
Josefo, historiador judío, Santiago fue martirizado en el 62 d.C.
John
MacArhur establece una comparación muy interesante entre el vocabulario (en el
original griego) de Jacobo en Hechos 15 durante el concilio de Jerusalén y el
de la epístola de Santiago, el cual afirma nuestro pensamiento de que él pudo
bien ser el autor.
Santiago
|
Palabra
en común
|
Jacobo
en Hechos 15
|
1:1
|
“salud”
|
15:23
|
1:16,19;
2:5
|
“amados”
|
15:25
|
1:21;
5:20
|
“vuestras
almas”
|
15:24,26
|
1:27
|
“visitar”
|
15:14
|
2:10
|
“guardar”
(la ley)
|
15:24
|
5:19,20
|
“volver
o convertir”
|
15:19
|
John F. MacArthur, Jr., The MacArthur Study Bible, (Dallas: Word
Publishing) 1997.
La
tradición enseña que este influyente creyente fue quien escribió la epístola de
“Santiago”. Jacobo (el hermano de Jesús) escribió esta epístola con la
autoridad de uno que personalmente había viso al Cristo resucitado (1 Cor.
15:7), que había sido reconocido como uno de los asociados con los apóstoles a
la par con Bernabé (Gal. 1:19; 2:9,12,13 ), y que era uno de los líderes de la
Iglesia de Jerusalén.
Alguien
ha observado que la simplicidad de la salutación de la epístola (“Santiago,
siervo de Dios, y del Señor Jesucristo…”) apoya la conclusión de que se trata
de Jacobo el líder de la Iglesia Primitiva y hermano del Señor, ya que una
salutación tan corta debía salir de alguien muy conocido entre los creyentes de
la época.
Lugar y
Fecha
Lo más
probable es que Santiago haya escrito esta epístola a creyentes dispersos (1:1)
como resultado de la persecución registrada en Hechos 12 (para el 44 d.C.) La
epístola de Santiago no menciona el Concilio de Jerusalén que describe Hechos
15 (celebrado alrededor del 48 ó 49 a.C.) lo cual sería mencionado si el mismo
ya se hubiese efectuado. Por esto, se estima que la epístola de Santiago fue
escrita alrededor del 44 al 49 a.C., siendo así la carta más antigua del Nuevo
Testamento.
III.
Destinatarios y propósito
Destinatarios
Judíos-cristianos-dispersos
Dirigida
a Judíos “dispersos” que eran cristianos. Veamos primero por qué decimos que
fueron “judíos”, luego por qué decimos que estos judíos eran creyentes, y
finalmente veremos qué significa que estaban en “la dispersión”.
Judíos.
Según el
primer versículo de la carta, los destinatarios eran “las doce tribus” que
están en la dispersión (1:1). Tanto el estilo como el contenido de la epístola
muestran que la carta fue dirigida a judíos, por las siguientes razones:
- La designación “doce tribus” es una referencia bíblica a Israel (Ex.24:4; Mat.19:28; Luc.22:30; Hch.26:7; Ap.21:12) la cual debe interpretarse de modo figurativo, ya que para ese momento habían pasado unos 700 años que las tribus habían sido esparcidas y ya Israel carecía de una teocracia y de una monarquía a la manera de los tiempos del Rey David o Salomón. Recuérdese que el término “Judío” viene de una sola tribu, de Judá, que fue la “única” sobreviviente (representativamente) de Israel, después del cautiverio Babilónico (aunque miembros de las demás tribus se reintegraron desde antes del regreso de la cautividad en el tiempo de Ciro). Pero el término “las doce tribus” seguía siendo una alusión alegórica al pueblo de Israel como vemos en los textos de referencia.
- Santiago utiliza un lenguaje judíos en todo su contenido:
- El autor se refiere a la audiencia como “hermanos” unas 15 veces (1:2,16,19; 2:1,5,14; 3:1,10,12; 4:11; 5:7,9,10,12,19), lo cual era una manera muy común de llamarse entre los judíos del primer siglo.
- “Sinagoga” en lugar de “congregación”. En Santiago 2:2 la palabra griega que Reina Valera traduce como “congregación” es la palabra “sinagoga”.
- “Pueblo Adúltero” en Sant.4:4, una expresión muy utilizada en el A.T. por los profetas que amonestaron al pueblo de Israel quien era la novia desposada con Jehová, y que tantas veces fue infiel.
- “Sabaoth” en Sant.5:4 es una expresión hebrea que se traduce como “el Señor de los ejércitos” en el A.T.
- “Los Ancianos” en Sant.5:14 es un sinónimo de obispo o pastor el cual se utiliza en todo el NT (Hch.20:28; Fil.1:1; 1Ti.3:2; Tit.1:7; 1Pe.2:25), para referirse a los líderes (pastores) de la iglesia. Pero esta acepción (anciano) es la que utilizaba el pueblo de Israel para hablar de sus líderes. Esto refleja una gran influencia judía.
- Santiago contiene más de 40 alusiones al AT lo que indica que era un libro que tanto el escritor como los destinatarios conocían bien.
- Llamaban a Abraham “padre” (2:21)
- Santiago habla de “las lluvias del otoño y de la primavera” (5:7) algo muy propio del clima de Israel, así como los países que rodeaban el Mar Mediterráneo.
Judíos cristianos.
- El escritor se presenta como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (1:1) y se dirige a sus lectores como “hermanos que creen en Jesucristo” (2:1).
- El autor se incluye conjuntamente con sus lectores como que todos son cristianos, porque dice que Dios de su voluntad “nos hizo nacer por la palabra de verdad” (1:18).
- Los lectores pertenecían a Jesús, cuyo nombre es calumniado (2:7)
Judíos
cristianos “en la dispersión”.
La
palabra “dispersos” aparece solamente en Juan 7:35; Santiago 1:1; y 1Pe.1:1.
Esta palabra tiene varias acepciones, ya que los judíos fueron dispersados
desde el tiempo de la conquista de Asiria al Reino del Norte en el 722 a.C. y
la de Babilonia al reino del Sur (Judá y Benjamín) en el 605 a.C. De ahí que
cuando cayó Babilonia a manos de Ciro de Media & Persia, los judíos
regresaron parcialmente a Jerusalén en el 538 a.C., pero otros se quedaron en
tierras extranjeras a lo largo del imperio medo-persa, y sobre todo durante el
imperio griego cuando los Tolomeos ofrecían condiciones económicas interesantes
para los judíos en Egipto, y los Seléucidas en Siria y otras regiones de
Macedonia. De ahí que habían judíos en todas estas regiones desde Siria (al
norte de Israel) pasando por Asia Menor, Macedonia y Acaya (Grecia) y hasta
Roma. Y por supuesto la parte norte de Africa (Egipto).
Los
dispersos que menciona Juan 7:35 posiblemente se refiere a los judíos dispersos
en Macedonia; Pedro habla de Asia Menor (Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia) lo que hoy es Turquía.
En el
caso de Santiago, aunque en el sentido más amplio habla a los judíos creyentes
dentro o fuera de las fronteras de Palestina, creemos que dada la fecha de
escritura (antes del 50 d.C.) donde todavía Pablo no había fundado las Iglesias
de Asia Menor ni Macedonia, lo más probable es que Santiago escribió
primariamente a aquellos creyentes judíos que se vieron en la necesidad de
migrar a otros lugares fuera de Jerusalén, posiblemente como resultado del
martirio de Esteban relatado en Hechos 7.
Después
de la muerte de Esteban, la iglesia de Jerusalén fue dispersa por toda Judea,
Samaria (Hch.8:1), hasta llegar a Fenicia, Chipre y Antioquía (Hch.11:19).
Según el libro de Hechos, los cristianos dispersos eran en su mayoría judíos
que habían sido expulsados de Jerusalén alrededor de los años 31–34 d.C.
Posteriormente hubo otra persecución bajo el Rey Agripa I registrado en Hch.12,
alrededor del 44 a.C.
Propósito
Santiago
escribió una carta pastoral a los hebreos creyentes que estaban dispersos y que
antes de la persecución pertenecían a la iglesia de Jerusalén. Estos creyentes
vivían en la pobreza, trabajando para ricos hacendados que los explotaban.
Algunos de estos judíos eran mercaderes, pero todos ellos estaban
experimentando dificultades. Santiago respondió a sus necesidades escribiendo
una carta especialmente para ellos.
Santiago
cumple su función como pastor aun para con los ex miembros de la iglesia de
Jerusalén que ahora viven en la dispersión los cuales estaban sufriendo pruebas
y dificultades en sus vidas. Algunos de ellos fueron llevados a la
desesperación, mientras que otros habían caído en la indiferencia y sucumbían a
la tentación de desconfiar de la Palabra de Dios. Además estos cristianos
habían caído en el pecado de codicia, mundanalidad y de usar mal su lengua. Por
eso Santiago les escribe para amonestarlos, exhortarlos y alentarlos, en su
mayor parte, con un tono de interés pastoral a través de los diversos temas que
expone alrededor de su principal argumento: la fe que da frutos.
En
resumen, Santiago escribe con el propósito de exhortar a sus lectores a
respaldar la profesión de fe que hacían con sus labios, por medio de un
testimonio positivo y práctico.
IV.
Contenido de Santiago
Hay
muchas maneras de bosquejar el libro de Santiago, tratando de agrupar un
arreglo de ideas de acuerdo a la temática que el autor trata en su contenido.
De todas las sugerencias, el bosquejo que nos ha parecido mejor para dejar como
referencia, es el que propone el Dr. Evis Carballosa.[5]
(1:2–27)
|
I. La fe viva en relación con las pruebas, las
tentaciones y la Palabra de Dios
|
(2:1–26)
|
II. La
fe viva produce imparcialidad y buenas obras
|
(3:1-18)
|
III. La fe viva en relación con la comunicación
verbal y la sabiduría
|
(4:1-12)
|
IV. La fe viva en relación con los placeres del
mundo
|
(4:13 – 5:6)
|
V. La práctica de la fe viva produce
reconocimiento de la soberanía de Dios.
|
(5:7–12)
|
VI. La práctica de la fe viva en relación con la
Segunda Venida de Cristo.
|
(5:13–20)
|
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